viernes, 13 de enero de 2012

Un cuento para este fin de semana

Los ratones poniendo el cascabel al gato

Un hábil gato hacía tal matanza de ratones, que quedaba alguno vivo. Los pocos que quedaban no se atrevían a salir de su agujero, se escondían todo e día pasando mucha mucha hambre. Para ellos, ese no era un gato, era un diablo carnicero. Una noche en que el gato partió a los tejados en busca de alguna gatita, los ratones hicieron una junta sobre su problema más urgente.

Desde el principio, el ratón más anciano, sabio y prudente, sostuvo que de alguna manera, tarde o temprano, había que idear un medio de modo que siempre avisara la presencia del gato y pudieran ellos esconderse a tiempo. Efectivamente, ese era el remedio y no había otro. Todos fueron de la misma opinión, y nada les pareció más indicado.

Uno de los asistentes propuso ponerle un cascabel al cuello del gato, lo que les entusiasmó muchísimo y decían sería una excelente solución. Sólo se presentó una dificultad: quién le ponía el cascabel al gato.

- ¡Yo no, no soy tonto, no voy!- dijo uno.

- ¡Ah, yo no sé cómo hacerlo!- contó otro.

- ¡Pues yo no me atrevo!- soltó un tercero.

-A mi me da miedo!- comento uno más pequeño.

En fin, terminó la reunión sin adoptar ningún acuerdo, porque nadie se atrevía a poner el cascabel al gato.

Nunca busques soluciones imposibles de realizar.

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